Pieles Sensibles y Atópicas: Todo lo que Necesitas Saber.

La piel habla sin palabras, tiene un lenguaje propio que se expresa a través de reacciones muy diversas, desde pequeñas rojeces a irritaciones en zonas críticas o picores intensos y eccemas repentinos. A pesar de que en muchas ocasiones los síntomas coinciden, no siempre significan lo mismo.

Como ya te habrás enterado, la fórmula del mes es la versión natural de la Cold Cream de Avène , una barra limpiadora que puedes usar en rostro y cuerpo cuyo ingrediente es la avena coloidal. La puedes recomendar en pieles sensibles tópicas y reactivas, pero debes de tener en cuenta ciertos aspectos. En este artículo encontrarás las respuestas a algunas preguntas que suelen tener muchas personas cuando padecen de piel sensible.

1. ¿Qué diferencias existen entre una piel atópica, una sensible y una reactiva?

La piel sensible (PS) es un término acuñado hace 50 años, pero que está de plena actualidad. Consiste en una sensación de malestar facial que se puede manifestar como ardor, picor, o escozor. En general es más frecuente en mujeres jóvenes, y mejora con la edad. En la literatura médica se pueden emplear también los términos “piel intolerante”, “piel hiperexcitable” y “piel reactiva”, pero la denominación de sensible, en sus diferentes formas, es el más aceptado. En este sentido, es muy frecuente confundir la piel intolerante y reactiva con la alergia a cosméticos, que es distinta, ya que suele mejorar drásticamente al retirar el producto causante.

2. ¿Todas las pieles sensibles son iguales?

No. Se distinguen tres tipos principales de PS. La piel sensible a cosméticos o productos faciales es la más frecuente. Lo más característico es que las molestias aparecen poco después de aplicarse el cosmético. Alrededor de un 15 a 20% de mujeres tienen la llamada piel sensible a factores ambientales, y sienten molestias en ella, sobre todo cuando hace viento o frío o con los cambios bruscos de temperatura. Por último, está la piel sensible severa, que es el grado más extremo de reactividad. La piel reacciona a todo tipo de factores externos, como cosméticos, laborales, medioambientales, como la contaminación y también a factores internos tales como cansancio o estrés. La piel puede llegar a entrar en crisis y no tolerar ningún producto por suave que sea.

3. ¿Con una piel atópica se nace o se adquiere con la edad?

Los atópicos heredan en sus genes la predisposición a padecer la enfermedad, pero como en tantas otras cosas de la vida, dependiendo del ambiente en dónde se críe el niño, desarrollará o no el padecimiento y a su vez éste tendrá mejor o peor evolución.

4. ¿A qué se debe el aumento de las pieles “sensibles y atópicas” en la última década?….¿No será que nos “lavamos demasiado”?

La teoría de la higiene excesiva, y su alteración del “manto protector” se ha introducido en el debate científico en los últimos años. Parece tener relación con los desequilibrios en el microbioma cutáneo, que son los gérmenes que habitan en nuestra piel, que a su vez están condicionados por el adecuado mantenimiento de la estructura de nuestra epidermis. 

5. ¿Cuáles son los principios activos naturales que mejor cuidan una piel atópica? ¿y una reactiva? (Jabones, limpiadores, etc. )

En general, aquí se puede aplicar el principio de “menos es más”. Tanto las pieles sensibles como las atópicas necesitan en general de pocos productos, de gran calidad, elaborados a base de pocos pero cuidadosamente seleccionados principios activos, con los mínimos conservantes posibles. 

6. ¿Los enemigos de una piel sensible o reactiva son los mismos que los de una atópica?

A pesar de que la piel atópica tiene un componente genético importante, mientras que la reactiva o hipersensible está relacionada con las agresiones externas, incluso cosméticas, se puede calificar el estilo de vida actual urbano y occidental como un hábitat muy agresivo para el atópico, pero también es un buen caldo de cultivo para generar pieles reactivas y sensibles. La excesiva higiene, duchas largas, con agua muy caliente, demasiado detergente industrial, geles de baño agresivos exposición al cloro de las piscinas, la contaminación ambiental…; así como las calefacciones muy elevadas (a más de 21 grados centígrados) o el aire acondicionado, por debajo de esa temperatura, también son dos grandes enemigos, ya que ambos reducen la humedad ambiental y repercuten en una mayor sequedad e irritabilidad cutánea, provocando lo que se conoce como “choque térmico”, que somete a la piel a un estrés permanente al hacerla pasar de un ambiente frío a otro caliente sin darle tiempo para adaptarse a la temperatura (un tiempo que ronda los 15 minutos).

7. ¿Qué clima es el más benévolo para calmar una piel atópica?

El clima marino templado tiene un efecto balsámico sobre los atópicos que viven en el interior, en climas más secos. Hay que tener en cuenta también factores como el estrés constante que impregna nuestra sociedad y que no parece que beneficie a los atópicos. De hecho hay estudios con pacientes atópicos que se rascaban más al ver una película violenta y se calmaban al proyectarles un documental sobre animales.
El sol, de forma moderada, alivia la inflamación cutánea, pero también es razonable pensar que las vacaciones son una época más relajada en general, y esto influye positivamente. Eso sí, la piel atópica o reactiva, siempre debe recibir los rayos UV protegida con un fotoprotector adecuado a su sensibilidad, libre de sustancias químicas que puedan irritarlas en vez de defenderlas.

8. ¿ Y cuáles le perjudican?

Los atópicos, al igual que las pieles sensibles y reactivas, tienen recaídas en invierno, relacionadas con la baja humedad ambiental que tenemos en nuestras viviendas y lugares de estudio o de trabajo a causa de la calefacción. El invierno viene también acompañado de menos vida al aire libre y de épocas de mayor carga laboral en general.

9. Ingredientes naturales….¿Son siempre beneficiosos para tratar este tipo de pieles?

Hay que tener en cuenta que la mayor parte de las alergias lo son a productos naturales, como los pólenes, los epitelios de los animales, los frutos secos…Por lo tanto el que un producto sea de origen natural no lo hace  automáticamente  “seguro”. Sí que es cierto que de forma lenta pero imparable, se incorporan productos para pieles sensibles, como por ejemplo la Caléndula, o la Camomila matricaria, que tienen suaves propiedades calmantes y son muy apreciadas por los pacientes. También productos a base de aceites de oliva de extracción especial son muy interesantes en atópicos. 

ABC de cómo prevenir y tratar el brote atópico…(válido para las pieles irritadas, hipersensibilizadas y reactivas)

• Baños o duchas a 33º C máximo, para no aumentar la vasodilatación, con una duración que no supere los 10 minutos.
• Limpiar la piel sin frotar, con las manos y mejor fórmulas oleosas que contribuyen a la regeneración cutánea. El aclarado debe ser impecable y el secado ultrasuave, dando ligeros golpecitos con la toalla, nunca frotando.
• Cortar la uñas regularmente y muy al ras, para evitar lesiones en caso de rascado.
• Ventilar la casa regularmente, para favorecer un entorno lo más sano posible y a una temperatura que ni por debajo de los 18ºC ni por encima de los 24º. Hay que tener especial cuidado con los ácaros, el polvo y el tabaco.
• Vestir con prendas amplias de algodón, ni de lana ni de materiales sintéticos.
Lavar la ropa con detergentes hipoalergénicos y sin suavizante.
• Evitar la exposición directa al sol entre las 11 y las 16 horas (solares), y absolutamente prohibidas en los menores de 3 años. Para todos, un fotoprotector con un índice de 50 SPF y formulados para pieles atópicas.
• Tomar siempre los baños de mar o la piscina con una capa impermeable de crema barrera, para aislar la piel de la sal y el cloro, agresivos e irritantes para los atópicos.
• Realizar algún tipo de actividad que induzca al relax, para paliar el estrés y la necesidad de rascado.

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