Conchi es una de esas personas que cuando hablas con ella, todo el tiempo está sonriendo. Y es que esta Paulover de Málaga, España, siempre tiene miles de historias que contar… de su vida, de sus viajes ( y de los próximos que tiene pensado hacer ) y de sus proyectos. Escucharla es siempre conocer una nueva aventura.
Me siento muy honrada de poder contar su historia en PMagazine y que sea la Paulover del mes de Mayo. ¡Y ya descubrirán por qué!.
Hace unos 6 años que Conchi se dedica a la cosmética y antes de ello se dedicó a la fotografía profesional con su ex esposo. Ella confiesa que desde siempre ha tenido una conexión muy fuerte con la naturaleza, lo que la llevaba siempre a buscar remedios naturales, y a conocer más sobre las propiedades de las plantas. Fue así como un día, decidió asistir con una amiga a un taller presencial de fitocosmética que se impartía en su pueblo y ese día, se enamoró de todo aquello que la maestra impartía acerca de como trabajar con las plantas, de elaborar extractos y de como extraer los principios activos para aplicarlos en cosmética entre otras cosas.
Se dio cuenta de que los resultados eran «wow» al aplicarlos en productos para el cuidado de la piel y del cabello, lo que le abrió las puertas a un mundo maravilloso. A partir de ahí, siguió rodeándose de todo aquello que le apasionaba. «Cuando escuché por primera vez hablar de los tensoactivos , me dije a mí misma sorprendida: ¿pero qué es esto?«.
Desde ese día se dio cuenta de que tenía que pasar al siguiente nivel. Conchi sintió que ya no era suficiente mezclar por mezclar, que tenía que comenzar a ser «rigurosa» y aprender a formular.
Una de las cosas que más le encanta de la cosmética es que «no tiene fin», que siempre se puede estar estudiando y aprendiendo. Y es que nunca nadie en este mundo lo sabe ni lo sabrá todo. Cada día se pueden descubrir muchas cosas. «Uno nunca termina de aprender».
También aprendió a hacer jabones y a pesar de que le encanta, no los introduce en los productos que hace regularmente.
Hasta que no se divorcia, Conchi no se plantea de hacer de la cosmética su medio de vida. Aunque tenía otro sustento, comenzó de forma gradual a dejar atrás la fotografía para dedicarse, como ella lo llama: a «potinguear».
De lleno y «al pie del cañón» como ella lo describe, comenzó a estudiar, a investigar y a elaborar productos para ella y su familia. Así, investigando mucho, llegó a los grupos de Facebook y comenzó a contactar con diversas comunidades de cosmética y se dio cuenta de que había muchísima gente haciendo lo mismo y fue entonces cuando sintió que su camino se expandía a través del conocimiento. Conoció personas que aman la cosmética natural y que sabían muchísimo. Luego encontró la página de Paulownia en sus inicios y el primer taller que adquirió fue el de pastas dentales, cuyas fórmulas sigue usando. «Luego llegó la Doña y me quedé enganchada», -me cuenta siempre sonriendo.
Nuestra Paulover del mes es una viajera empedernida. Cuando viajó a la India, descubrió que la gente de allá usaba el polvo dentífrico directamente en sus dientes. «Existe una mezcla ayurvédica de plantas que ellos usan para pasta dental». Su curiosidad la llevó a incluir algunos polvos en sus fórmulas.
Su viaje a la India la acercó con fuerza al mundo de la Ayurveda.
Uno de los talleres de Cosmética Paulownia que le encantaron fue el de las mascarillas capilares sólidas, «aquellas con el palito, son maravillosas» – me dice- .
Conchi se obsesionó con el tema capilar porque tiene dos hijas (que ahora son adolescentes) que son nativas de Etiopía, » sus pelos «afro» aunque son maravillosos, son intratables» me cuenta. Con las mascarillas sólidas más las que elaboró siguiend0 la fórmula del taller Cuidado Capilar I , pudo ayudar de forma más natural a controlar los cabellos de sus hijas. «Su eficacia es maravillosa».
Por cierto, fue el cabello de sus hijas lo que la llevó también a viajar a Africa y descubrir materias primas autóctonas. Se dedicó a ir por mercados, encontró mucha moringa, aceites, plantas. Luego en Senegal lo mismo. «Allí utilizan mucho el karité, el hibisco rojo que lo utilizan para hacer zumos. Siempre me ha encantado ir y aprender de la gente».
Conchi tiene dos hijas que son nativas de Etiopía, » sus pelos «afro» aunque son maravillosos, son intratables» me cuenta.
Pero fue su viaje a la India la que la acercó al mundo de la Ayurveda. De igual manera no subestima las plantas que puede encontrar en su España natal. Para ella no es cambiar sino integrar también las plantas ayurvédicas a sus productos. Estando en la India se maravilló con el brillo que lucían las mujeres en su cabello. «Usaban el aceite de coco hasta para peinarse».
En la India, además tuvo la gran suerte de conocer a Parvati, una de las más prestigiosas herbalistas de ese país.. Una mujer que fue premiada por el instituto de biodiversidad de la India a nivel nacional y quién más sabe de plantas. Una mujer que por cierto, creó una cooperativa con mujeres que elaboran aceites medicinales ayurvédicos.
«En la India, la Cosmética Natural Ayurvédica es muy básica, pueden elaborar un preparado con harina de garbanzo, hierbas, cáscaras de cítricos y ya tienes un scrub (exfoliante) maravilloso para el cuerpo». –me sigue explicando.
Su experiencia en la India fue un antes y un después. Todo lo que aprendió lo aplica a su actividad diaria. Parvati la inició en el fascinante mundo del masaje Ayurveda. «Cuando me explicó Parvati cómo ella hacia los masajes, lo adoré. Ella pone varias capas de polvos diferentes, también trabaja con el Aloe Vera para refrescar sobre todo al biotipo Pitta, trabajando los diferentes «doshas» . Parvati hace un masaje a ojos cerrados. Ella reconoce con sus manos los puntos energéticos y después masajea según siente».
Conchi ha podido captar eso de ella , Parvati le traspasa todo su conocimiento de las fórmulas ancestrales y ahora está en sus manos poder transmitir todo ese conocimiento. «Me quedan aún muchos viajes a la India».- me comenta con mucho entusiasmo, por lo que Cosmética Paulownia le ha hecho una invitación para elaborar un eBook con todos esos aprendizajes, que estrenaremos próximamente.
Para Conchi es fantástico también el mundo de las opciones y en los grupos de Facebook encontró el apoyo que necesitaba. Vio que ya no podía seguir probando lo que encontraba en internet y que necesitaba tener una pauta de alguien que supiera lo que realmente estaba haciendo. «En internet puedes encontrar alguna fórmula, que luego la pruebas y te salen cosas horrorosas» , -dice-. Entonces, se dio cuenta de que la formación era la base.
«Cuando subes de nivel, es cuando sabes que debes de formarte».
Cuando comenzó a ponerse en serio con el estudio y la formulación, empezó a correrse la voz de que Conchi hacía productos fantásticos y le pedían muchas cosas. Fue ahí cuando se dio cuenta de que debía rentabilizarlo porque la materia prima es cara ,«es cara, porque es maravillosa», -me cuenta.
Tiempo ha pasado desde que después de divorciarse sintió que comenzó a volar por sí misma. No podía quedarse paralizada y decidió sacar adelante su vida con lo que amaba: la cosmética. Supo que había llegado su «momentum» y hoy con 54 años ella, por sobre todas las cosas elige calidad de vida, una vida más pausada: «Hacer lo que me gusta y hacerlo como me gusta». – me cuenta convencida.
Descubrió también que tenía un don y era el de poder escuchar a las personas, sus necesidades y a partir de ahí personalizar los productos , aunque siente que tiene un «pequeño» problema y es el hecho de que no puede masificarse con su marca, porque no puede hacer dos cremas a la vez. Para ella esto es un problema a la hora de «rentabilizar».
No obstante, Conchi se considera rica. No en euros, sino en otros niveles. «Es como me sale, no sé trabajar de otra manera».
Además de los estudios en cosmética, se apasionó con el tema de los masajes. Aprendió el lifting japonés, el masaje craneal ayurvédico champi, una técnica milenaria india que se ocupa de liberar la energía concentrada en la cabeza, proporcionando alivio en la espalda superior, hombros, cuello y cráneo mejorando la circulación sanguínea, disminuyendo el estrés y embelleciendo el cabello.
Y a ella, le encanta tocar con sus manos.
Aunque no tiene una gran cantidad de clientas, las que tiene, son muy fieles a sus productos a través de los años. Personaliza, elabora bajo pedido y los envía a toda España. Además, en su casa creó un espacio donde no solo elabora y estudia sino también en donde hace los tratamientos de camilla. «Elegí una vida serena y relajada, haciendo lo que amo. Es un amor profundo y duradero».
Con respecto al aprendizaje tiene las cosas muy claras: «El conocimiento hay que repartirlo»- es su lema. «Mi vida profesional es tranquila a todos los niveles».
«La fórmula para lograrlo no solo son muchas horas de estudios sino poner el corazón y el alma en todo lo que haces».
Y desde aquí le decimos:
¡Felicidades Conchi por ser una mujer con un Espíritu tan increíble!
Puedes seguirla en su Instagram: @yonaturae
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